Los lussekatter vienen con muchas formas diferentes. En la forma tradicional y más común, llamada julgalten, la tira de masa se trenza en direcciones opuestas en cada extremo, de forma parecida a una «S». En el centro de cada rosca se pone una uva pasa. Si dos lussekatter se colocan uno junto al otro, se llaman julvagn (‘coche de Navidad’), y dispuestos en forma de cruz se denominan julkors (‘cruz de Navidad’). Otras formas son lindebarn, kyrkporten, prästens hår o såkaka.
- 75 gramos de mantequilla.
- 2,5 dl (250 ml) de leche.
- 25 gramos de levadura fresca de panadero (yo he puesto 20).
- 0,5 gramos de azafrán.
- 2 ml de sal.
- 0,75 dl (75 gramos) de azúcar.
- Un huevo.
- 8,5 dl (475 gramos) de harina panadera.
- Un huevo para pintar los lussekatter.
- Pasas para decorar (opcional).
- Poner en un cazo la leche, la mantequilla partida en trozos y el azafrán. Poner al fuego hasta que comience a hervir, removiendo con una cuchara de madera para que se disuelva la mantequilla.
- En cuanto comience a borbotear retirar del fuego. Taparlo y dejar enfriar hasta que alcance la temperatura corporal, unos 37 ºC. Puede medirse la temperatura con un termómetro de cocina o simplemente con el dedo, comprobando que está tibio. Tarda un ratillo en alcanzar la temperatura adecuada.
Es importante dejar que la leche se enfríe antes de usarla, ya que si está muy caliente las levaduras morirán y los lussekatter no van a subir. - Cuando la leche alcance la temperatura corporal añadir la levadura y remover bien con una cuchara de madera para que se disuelva.
- En un bol poner la harina, la sal, el azúcar y el huevo batido.
- Añadir la leche y mezclar bien con la mano o con una rasqueta. La masa formará rápidamente una bola que se despega de las paredes del bol.
- Volcar la masa sobre la encimera (si es posible sin nada de harina) y comenzar a amasar. Al principio es un poquito pegajosa, por lo que al inicio puede ser más cómodo trabajarla empleando el método de amasado francés, pero enseguida se transforma en una masa lisa, que no se pega nada a las manos, por lo que se puede continuar amasando por el método tradicional si se desea. Es una masa muy agradable de trabajar, ligeramente blanda, por lo que no hay que hacer mucha fuerza para amasar, pero que no se pega nada a las manos después de los primeros minutos de amasado, una gozada. Sorprende que a pesar de la grasa y el azúcar que lleva se pegue tan poco.
- Cuando esté bien amasada formar una bola y depositar en un bol. Tapar y dejar reposar en un sitio cálido hasta que doble su volumen. Al llevar mucha levadura tardará poco, en una hora más o menos estará listo.
- Volcar la masa sobre la encimera y amasar suavemente para eliminar el gas.
- Dividirla en porciones de unos 45 gramos (salen 20). Formar una bola con cada porción y dejarlas sobre la encimera, tapadas con un paño de lino o algodón liso para que no se resequen.
- Dejar reposar 10 minutos para que se releje la masa.
- Disponer dos hojas de papel de horno. Yo he puesto 15 lussekatter en una bandeja y 5 en otra, no han cabido todos en la misma. Yo inicialmente pongo sólo los papeles sobre la encimera, sin la bandeja del horno, que así se calentará junto con el horno. Para pasar los bollos al horno empleo una bandeja de horno muy fina de Ikea a modo de pala, que se puede meter muy bien debajo del papel para levantarlo de la encimera. En el caso de los panes después de ponerlos en la bandeja del horno quito la “pala”, pero en este caso al ser pequeñitos y más delicados simplemente la he puesto encima de la otra bandeja. Es muy fina y ligera, así que no tarda nada a calentarse y no impide que reciban el golpe de calor de la bandeja del horno (mucho más pesada) que ya está caliente y que ayuda a que se cocinen bien.
- Coger cada bolita y ponerla en un lugar libre de la encimera.
- Estirarla haciéndola rodar con las palmas hasta formar un cilindro fino y alargado, de unos 25-30 centímetros de largo. Si al soltarlo se vuelve a encoger dejarlo reposar unos momentos y repetir la operación.
- Aplastar ligeramente el rollo, pasándole el rodillo por encima (sin apretar, no queremos que quede una tira plana) o simplemente con los dedos.
- Enrollar un extremo hasta llegar a la mitad.
- Darle la vuelta y enrollar el otro lado.
- Colocarlo sobre el papel de hornear. Si vamos a poner pasar poner una en el centro de cada remolino.
- Continuar con el resto hasta dar forma a toda la masa. Colocarlos separados en el papel de horno ya que crecen bastante.
- Dejar fermentar en un sitio cálido. Las recetas indican 30-45 minutos, pero yo al haber puesto un poco menos de levadura y ser más bien baja la temperatura de mi cocina en esta época lo he tenido algo más de una hora.
- Batir el otro huevo y pintar la superficie de los bollitos con ayuda de un pincel con cuidado de no desinflarlos.
- Precalentar el horno a 230 grados. La bollería nórdica se hornea a más temperatura de lo usual. De este modo necesita poco tiempo de cocción para hacerse y en interior permanece jugoso.
- Como el tiempo de horno es muy corto he horneado las dos bandejas por separado. Así me resulta más fácil controlar la cocción, ya que sino la bandeja inferior suele necesitar tiempo extra al recibir menos calor en la parte superior.
- Colocar la primera tanda en la parte central del horno. Hornear entre 5 y 10 minutos, hasta que están ligeramente doraditos. No es un bollo que se deba dorar mucho para estar bien cocido. Yo los he tenido 10 minutos.
- Retirar los lussekatter del horno y hornear la segunda tanda. Estos segundos se han dorado un poquito en exceso al estar el horno más caliente. Colocarlos sobre una rejilla para que se enfríen.