sábado, 2 de febrero de 2019

Facturas Anarquistas


El 18 de julio de 1887, en Buenos Aires y gracias a la iniciativa del anarquista italiano Ettore Mattei, se creó la primera institución de la resistencia argentina: la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos. Uno de los grandes teóricos del anarquismo moderno, su compatriota Errico Malatesta (que vivió en la Argentina entre 1885 y 1889), fue el encargado de redactar sus estatutos. Esa sociedad, que entre 1894 y 1930 editó sin pausas el periódico El Obrero Panadero, fue la responsable de bautizar, con toda la ironía del mundo, las distintas variedades de facturas (masas horneadas) que todavía hoy, son moneda corriente en todas las panaderías de barrio. 

Así, en “homenaje” a la Iglesia empezaron a vender sacramentos y bolas de fraile, que también pueden llamarse suspiros de monja (justo es reconocer que este es su nombre popular: en general, las panaderías las ofrecen como “berlinesas”); en recuerdo irónico de los militares, bombas y cañoncitos (rellenos de dulce de leche o crema pastelera); y como burla a la policía, vigilantes. 

Quizás la más conocida de ellas, la "media luna", permita entender el sentido sarcástico de esos nombres. Cuando en 1529 Viena fue sitiada por largos meses por los ejércitos turcos, los reposteros locales, a fin de animar el alicaído ánimo de la población, tomaron el emblema de los sitiadores, la media luna musulmana que flameaba en las banderolas del campamento enemigo, y las moldearon en sus hornos de pan. Luego, el populacho se asomaba a las murallas de la ciudad y se mostraba ante los irritados soldados turcos masticando su símbolo sagrado. 


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